Algunas personas mantienen un miedo reverencial a la información sobre las drogas. Como si disponer de una información idónea sobre las ellas fuese a aumentar el consumo. Algo semejante a lo que en otros tiempos se pensó respeto a la educación sexual.
No obstante, la realidad es bien distinta. La información es un recurso necesario para tomar decisiones inteligentes, informadas, autónomas, ante cualquier desafío (las drogas, en nuestro caso). Los riesgos reales proceden de la ignorancia. No hay elección libre sin un saber apropiado.
Una sociedad más culta, más informada y mejor formada sobre las drogas será más capaz de convivir en un mundo en el que estas existen, reduciendo el riesgo de establecer con ellas relaciones conflictivas.