El Ayuntamiento ultima este fin de semana el traslado de las personas sin techo del polideportivo municipal al Fogar do Transeúnte

La alcaldesa de Lugo, Lara Méndez, y la edil Olga López agradecieron al equipo de voluntarios de la Cruz Roja que colaboró con el ayuntamiento "su enorme labor de apoyo"

Sábado, 20 de junio de 2020
Fuente: 
Gabinete de Prensa
El Ayuntamiento ultima este fin de semana el traslado de las personas sin techo del polideportivo municipal al Fogar do Transeúnte

La alcaldesa de Lugo, Lara Méndez, acompañada de la edil de Bienestar, Olga López, y del presidente del comité provincial de la Cruz Roja, Luis Abelleira, se acercaron en el día de ayer a las instalaciones del pabellón polideportivo municipal que habilitó el Ayuntamiento de Lugo el pasado 27 de marzo de manera provisional para reforzar las instalaciones del Fogar do Transeúnte, que se vio desbordado para atender a las personas sin techo durante el confinamiento. Su visita fue para agradecerle personalmente al equipo de voluntarios de la Cruz Roja, entidad que colaboró con el ayuntamiento en la atención de los usuarios, su "enorme labor de apoyo y su implicación", sostuvo la regidora.

El Ayuntamiento de Lugo ultimará este fin de semana el traslado de los usuarios al Fogar do Transeúnte y la recogida de los equipación que se instalaron para que el pabellón pueda recuperar su usos deportivos.

Una vez recuperada la movilidad tras el confinamiento, muchas de estas personas vuelven a su lugar de origen y el Fogar puede ya dar cabida a los usuarios con las garantías de protección y los espacios de seguridad necesarios.

El polideportivo municipal fue gestionado por un equipo de la Cruz Roja tras un convenio firmado con el Ayuntamiento de Lugo. Fueron voluntarios, trabajadores sociales y técnicos de montaje de emergencias que "contaron con un estricto protocolo de atención médica con el fin de prevenir el contagio de la pandemia, consiguiendo cero contagios durante los casi 3 meses en los que el inmueble cambió de uso", destacó la alcaldesa.

El pabellón acogió alrededor de 42 personas diarias, con una media de edad entre 30 y 54 años de edad, y en total pasaron por el polideportivo habilitado 77 usuarios. Entre ellos había personas sin techo de Lugo, pero también de localidades de la provincia que no disponen de este tipo de instalaciones e incluso de otras grandes ciudades como Santiago,  Ourense,  A Coruña, e incluso de Bilbao y Madrid.

Además, acogió a inmigrantes, personas subsidiarias de protección internacional pendientes de valoración y refugiados pendientes de recibir ayuda de asociaciones como ACEN. "Buena parte de estas personas no cubrirían el perfil de los sin techo, usuarios en condiciones normales del Fogar do Transeúnte, pero esto no se tuvo en cuenta ya que la prioridad fue a evitar que alguien se pudiera ver en la calle en una situación de riesgo sanitario", según destacó la edil Olga López.

Durante los tres meses de confinamiento, los usuarios recibieron alojamiento, comida y vigilancia sanitaria, pero también se prestó un servicio que trascendió las labores puramente asistenciales, siendo integral para conseguir su reincorporación en la sociedad. Alguno de ellos consiguió salir de este albergue provisional ya con un empleo.

La valoración de estos tres meses fue muy positiva ya que la convivencia para los propios usuarios, de un perfil bastante solitario, fue todo un reto y transcurrió sin apenas conflictividad. Los voluntarios de la Cruz Roja le trasladaron a la regidora que este tiempo también servirá para que los trabajadores sociales conozcan mejor las necesidades de este colectivos tan vulnerables, "ya que hubo una convivencia muy estrecha de 24 horas diarias con ellos, lo que nos permitirá realizar ahora un trabajo más adaptado. Seguimos teniendo un gran tarea por delante para poder ayudarles".

El Ayuntamiento de Lugo inició en marzo el dispositivo de traslado hasta el pabellón, en el que se habilitaron camas, baños y duchas, así como una zona de enfermería y áreas de ocio, tanto interiores como exteriores, para satisfacer las necesidades materiales y de convivencia de aquellas personas que se enfrentaban a las medidas de aislamiento decretadas y que tienen menos recursos para superar esta situación de riesgo.

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