El Alcalde de Lugo, José López Orozco, ha presidido el acto central del Día Mundial de la Fibromialgia, celebrado delante del Concello y organizado por las asociaciones Alufi y Adafi para llamar la atención de la sociedad sobre la incomprensión que sufren las personas afectadas por esta enfermedad. En el acto han participado diferentes miembros de la Corporación municipal en apoyo a las personas que sufren esta enfermedad.

López Orozco ha sido el encargado de leer el manifiesto conmemorativo que en esta ocasión quiere rendir homenaje al trabajo que desarrollaron las asociaciones a lo largo de estos 14 años para visibilizar y concienciar a la sociedad de esta enfermidad. Además, ha indicado que “como Alcalde y, en nombre de la Corporación, quiero dar las gracias por el trabajo que han hecho durante estos años, ya que colaboraron en concienciarnos a todos sobre la enfermedad y no dejan de trabajar para poder salir de su situación".

Además el manifiesto de este año reconoce los logros alcanzados y denuncia las desigualdades e injusticias que perduran, “nos solidarizamos con todas las personas diagnosticadas de Fibromialgia en esta época de crisis que amenaza los pilares del Estado de Bienestar, y reclamamos una sanidad justa y equitativa para todas las personas, para evitar la obscenidad que representaría crear o mantener situaciones de exclusión en un momento en el que la persona más vulnerable, es decir, cuando pierde la salud.”

En el Día Internacional de la Fibromialgia, las personas afectadas también reclamaron cinco garantías “como son el acceso universal al Sistema público sanitario y social de los y de las pacientes de fibromialgia, así como la calidad y la equidad del sistema en todas las Comunidades Autónomas, mediante tratamiento y prevención, criterios de evaluación de discapacidades e invalideces, medidas de inserción laboral y derechos a prestaciones sociales". También piden garantizar el principio de corresponsablidad en la planificación de las políticas sanitarias y sociales y los Planes Directores de aplicación; garantizar la representatividad de las asociaciones de personas afectadas y el reconocimiento de su labor social; la investigación pública y el fomento de la investigación privada, con el objetivo de descubrir el origen, mejorar los tratamientos y prevenir la enfermidad; y, por supuesto, garantizar el respeto a los pacientes, familias y profesionales que trabajan y se forman para ofrecernos una mejor atención.

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