Buenas tardes, niñas y niños, señoras y señores, amigas y amigos:

Como sabéis, nosotros, los Magos de Oriente, salimos todos los años de viaje por el mundo para traer juguetes y otros regalos a quien los merece, e incluso a quien no los merece mucho, pero tiene el firme propósito de portarse mejor en el futuro. Nos gusta mucho este trabajo y creemos que lo hacemos bastante ben, pues tenemos mucha experiencia: llevamos más de dos mil años en él.

Unos años es más fácil y otros, más difícil. Este año es mucho más difícil. Como sabéis, durante el año 2015 hubo guerra en nuestros países de Oriente y la sigue habiendo. Mucha gente muere en la guerra, grandes y pequeños, y mucha gente escapa de estos países por miedo a morir. Las puertas de Europa están llenas de refugiados que necesitan albergue, comida, calefacción, escuela. Necesitan asilo. Por lo de ahora Europa está en paz y es una tierra rica. Por eso, debe abrir sus puertas a los refugiados, que son pobres y huyen de la guerra. Es vuestra obligación. Nosotros mismos, los Magos de Oriente, no somos europeos: somos asiáticos, árabes, africanos. El propio Jesús de Nazaret era un palestino.

Nosotros este año seguimos trayendo regalos, juguetes y otras cousas. Pero tenemos una pena muy grande: hay muchos sitios a donde no podemos llegar. En esos sitios necesitan juguetes, porque todos los niños necesitan algo para jugar. Pero también se necesitan otras cosas, y mucho más urgentemente: comida, medicinas, ropa de abrigo, buena acogida, fraternidad. Y se necesita también que los gobiernos del mundo abran las puertas de los países que están en paz para acoger a nuestros hermanos que huyen de la guerra.

Esto depende de vosotros: nosotros no podemos hacer casi nada. Nuestro poder es insustancial, nuestra magia es una ilusión. El verdadero poder está en vosotros, en todos los hombres y en todas las mujeres, y también en las niñas y niños. Vosotros debéis animar a vuestros padres a que sean solidarios y generosos con los millares y millones de personas que lo necesitan en el mundo. Vosotros debéis estudiar, hablar, hacer propaganda de la solidaridad, de los derechos humanos, del derecho de asilo. No os olvidéis. Nosotros estamos aquí, y por mucho que llueva o haga viento estamos bien. Mientras tanto, otros están muy mal, y en este momento hay niños en el mundo que se mueren de hambre, de frío, de enfermedades muy fáciles de curar. El mundo está mal hecho y vosotros tenéis la obligación de hacerlo mejor.  

Y ahora sigamos con nuestro trabajo. Hoy para nosotros es un día de alegría, y mañana por la mañana seguro que os encontráis muchas de las cosas que pedisteis y que merecéis, e incluso alguna que no pedisteis y que no merecéis mucho. Divertíos con ellas, jugad, saltad y sed felices y buenos, pero no os olvidéis nunca de lo que os dije antes.